Pocos meses hacía de mi llegada a Argentina, apenas dos
añitos tenía, pero ya era capaz de comprender que aquel sitio era nuevo,
intrigante, divertido.
Tenía conmigo a aquello que más admiraba, una hermana (cortada
en esta foto) que dirigiría mi vida, y yo aun no lo sabía. Me acompañaban
figuras de gran importancia en mi vida, como es un padre luchador y muy
trabajador (también cortado en esta foto) y una madre tierna y savia que me
transmitiría todos los conocimientos que pudiera, desde las maravillas culinarias,
que sí se pueden apreciar en la foto, hasta a dirigir una empresa , con mucho
quebraderos de cabeza.
No tenía mucho más allí conmigo, los vienes materiales,
irrelevantes para un niño de tan temprana edad, habían quedado atrás, a muchos kilómetros
de distancia y las personas a las que quería también, éramos cuatro contra el
mundo.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhbL-K8wjSwZhdIXj0vPlD6zuiSdS1K-BHpsUAYL4HAHnncHNHI8kYfcLKtEvruE_tWa7-fzxmb0ylcrZAvLbDQv_XNnFiyOPrSiINBglSOQ0myrxrcjrAIPYgXsbj4QgpwsoR4OH121hWY/s200/303413_10150759718048830_763133829_9339507_1420687074_n+-+copia.jpg)
Crecí y me convertí en ese hombre, “zampabollos”, que
mantiene toda esa ilusión, que quizá ya no se vea reflejada en los ojos, pero
sí está dentro de mi, donde debe estar, en mi cabeza y en mi corazón.
No hay comentarios:
Publicar un comentario