viernes, 18 de mayo de 2012

Y CUENTO UNA, DOS, TRES, CUATRO, CINCO, SEIS, SIETE… AHHHHH!!!!



Es fascinante lo incongruente de los miedos. Algo inexplicable e injustificable.
Debido a mi trabajo, al que mis amigos denominarían con el apelativo cariñoso de “cazafantasmas”, pero que a mi me gusta llamar, técnico aplicador de sanidad medioambiental,  o mata-cucarachas,  veo insectos de toda clase  todos los días, hormigas, abejas, avispas, saltamontes el más común de ellos, la blatella germánica o “ que asco, una cucaracha”. También veo , ratas, ratones, incluso alguna vez recibí una llamada por una plaga de ranas.
Sin embargo, el único artrópodo que no puedo ver es la araña. Cualquiera de ellas me da pánico. Pequeña, grande, con patas largas, cortas, peludas. Da  igual que por su tamaño no pueda si quiera morderme o pueda meterse mi puño en la boca ( sí, las hay, que en el amazonas están saltando de un árbol a otro cazando pájaros), el miedo es el mismo , una sensación de impotencia, que deriva en dos posibles comportamientos: la quietud marmórea, o la velocidad de la luz.
Y es que puedes afrontar cosas que parecen mil veces peores, pero una fobia es algo complicado, que no tengo intención ni de intentar resolver, prefiero que ellas se mantengan al margen de mi , que yo me mantendré al margen de ellas.

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